Acaba el 2010, pero también la primera década del siglo XXI, en la cual vivimos una serie de cambios en la forma en que vivimos y con la tecnología con que interactuamos. Muchas de esas cosas nos parecen imprescindibles en este momento, pero hace tan sólo 10 años ni siquiera imaginábamos que pudieran existir o bien, que dependiéramos tanto de ellas.
Aquí, alguno de estos desarrollos tecnológicos que cambiaron nuestras vidas:
Internet: Hace 10 años la web era un ente que sólo manejaban unos cuantos, la mayoría conectados vía telefónica (si entrabas a Internet no podías usar el teléfono) con módems ruidosos y velocidades “ridículas” que volvía fastidioso intentar entrar a páginas con algún gráfico; hoy las conexiones flotan literalmente en el aire y no hay prácticamente alguna actividad que no se relacione a este invento.
Correo electrónico: Al término del 2000 el tener una cuenta de correo no era algo prioritario y quienes contaban con ella la usaban para intercambiar saludos, reenviar cadenas o chistes; la capacidad para enviar y recibir archivos era muy limitada, así que en ese entonces el rey para la transmisión de documentos importantes era el fax.
Sin embargo, hoy en día no tener un correo electrónico es de vital importancia tanto en la escuela, la oficina como en la familia.
Memorias USB: La portabilidad de archivos digitales se limitaba a los famosos diskettes que ya para ese entonces habían ‘avanzado’ a la fabulosa capacidad de ¡1.4 Megabytes! Sólo un par de años más tarde sorprendía al mundo la aparición de las memorias flash que sin instalación de software de por medio se convertían en un disco portátil que hoy superan hasta los cuatro Gigabytes.
Smartphones: Al finalizar un año, el mundo saturaba las líneas telefónicas de los centros de atención para el envío de mensajes a través de los ‘bipers’, aparatos que únicamente recibían texto sin posibilidad de responder por la misma vía. Aunque ya existían los teléfonos móviles, el costo de las llamadas hacía preferir y enterar a una operadora de lo que querías decirle a otra persona. Hoy es cosa de risa con la presencia de los ‘smartphones’, que envían mensajes de texto, navegan en Internet, se convierten en oficinas portátiles y centros de entretenimiento con miles de aplicaciones. Ah, y también sirven para hacer llamadas telefónicas.
Messenger: A finales de la década pasada la comunicación instantánea por Internet existía, pero no al grado que tenemos ahora. Cómo olvidar el famoso ICQ, que era un sistema sólo para experimentados. Ahora no hay quien use una computadora que no esté conectado y charlando con sus contactos, intercambiando archivos o en llamadas de voz o video incluido, ya sea por ocio o trabajo.
iPod: La forma de escuchar música revolucionó por completo con la llegada de este dispositivo. Diez años antes las canciones preferidas se compilaban en cintas de audio que se iban acumulando y ocupando espacio físico. El Walkman finalmente dio de sí en este 2010, pues resultaba ya incompatible incluso con la forma de comprar música.
Cámara digital: El siglo pasado perteneció a la película de revelado: rollos y más rollos podían almacenarse sin siquiera descubrir su contenido y requería forzosamente de todo un proceso que iba de capturar la imagen hasta llevarla a un centro fotográfico para que ahí la entregaran impresa. Las fotos digitales cambiaron todo eso, desde el tamaño de los equipos, hasta la posibilidad de que cualquiera pueda tomarlas, verlas y compartirlas al instante. De hecho, los teléfonos móviles hacen que no sea necesario tener una cámara fotográfica. Asimismo, sitios como Flickr permiten que uno ‘exponga’ sus tomas sin depender de una galería y ser profesional.
Consolas de video: Quienes jugábamos videojuegos hace 10 años tenemos un depósito nostálgico de los cartuchos grises que contenían los juegos de ese entonces que terminaron por morir con la llegada de las consolas con títulos en discos compactos con grandes mejoras en los gráficos y hasta con la posibilidad de jugar en línea o mejor aún, sin usar controles.
Redes sociales: Facebook y Twitter son ya parte de nosotros (o nosotros somos parte de ellos). La posibilidad de compartir al momento cualquier cosa que se nos ocurra no era imaginable hace una década, menos que termináramos con parte de nuestra privacidad. Por esta vía, por fin gente que resultaba “inalcanzable” como políticos, artistas y distintas personalidades están al alcance de un clic. La gente y hasta movimientos sociales protestan, opinan y se organizan con sólo una actualización.
Libros, revistas y periódicos digitales: Los medios en papel no quieren desaparecer, pero a finales del año 2000 a nadie le pasaba por la cabeza que un gadget como el iPad podría hacer realidad ese sueño futurista. Sabíamos que llegaría un día, pero no tan rápido. Tampoco sabíamos que sería el medio ideal para acercar a nuevas generaciones a la lectura ni que pudiéramos enterarnos ‘en vivo’ y sin depender de la televisión o la radio, de cualquier evento importante.
YouTube: La esperanza de que un video tomado por uno mismo fuera visto por más personas que el círculo familiar y de amigos dependía de si eras seleccionado para alguna ‘sopa de videos cómicos’ en la TV. Ahora todo mundo puede tener más de 15 minutos de fama y no sólo a nivel nacional, sino mundial.
Aquí, alguno de estos desarrollos tecnológicos que cambiaron nuestras vidas:
Internet: Hace 10 años la web era un ente que sólo manejaban unos cuantos, la mayoría conectados vía telefónica (si entrabas a Internet no podías usar el teléfono) con módems ruidosos y velocidades “ridículas” que volvía fastidioso intentar entrar a páginas con algún gráfico; hoy las conexiones flotan literalmente en el aire y no hay prácticamente alguna actividad que no se relacione a este invento.
Correo electrónico: Al término del 2000 el tener una cuenta de correo no era algo prioritario y quienes contaban con ella la usaban para intercambiar saludos, reenviar cadenas o chistes; la capacidad para enviar y recibir archivos era muy limitada, así que en ese entonces el rey para la transmisión de documentos importantes era el fax.
Sin embargo, hoy en día no tener un correo electrónico es de vital importancia tanto en la escuela, la oficina como en la familia.
Memorias USB: La portabilidad de archivos digitales se limitaba a los famosos diskettes que ya para ese entonces habían ‘avanzado’ a la fabulosa capacidad de ¡1.4 Megabytes! Sólo un par de años más tarde sorprendía al mundo la aparición de las memorias flash que sin instalación de software de por medio se convertían en un disco portátil que hoy superan hasta los cuatro Gigabytes.
Smartphones: Al finalizar un año, el mundo saturaba las líneas telefónicas de los centros de atención para el envío de mensajes a través de los ‘bipers’, aparatos que únicamente recibían texto sin posibilidad de responder por la misma vía. Aunque ya existían los teléfonos móviles, el costo de las llamadas hacía preferir y enterar a una operadora de lo que querías decirle a otra persona. Hoy es cosa de risa con la presencia de los ‘smartphones’, que envían mensajes de texto, navegan en Internet, se convierten en oficinas portátiles y centros de entretenimiento con miles de aplicaciones. Ah, y también sirven para hacer llamadas telefónicas.
Messenger: A finales de la década pasada la comunicación instantánea por Internet existía, pero no al grado que tenemos ahora. Cómo olvidar el famoso ICQ, que era un sistema sólo para experimentados. Ahora no hay quien use una computadora que no esté conectado y charlando con sus contactos, intercambiando archivos o en llamadas de voz o video incluido, ya sea por ocio o trabajo.
iPod: La forma de escuchar música revolucionó por completo con la llegada de este dispositivo. Diez años antes las canciones preferidas se compilaban en cintas de audio que se iban acumulando y ocupando espacio físico. El Walkman finalmente dio de sí en este 2010, pues resultaba ya incompatible incluso con la forma de comprar música.
Cámara digital: El siglo pasado perteneció a la película de revelado: rollos y más rollos podían almacenarse sin siquiera descubrir su contenido y requería forzosamente de todo un proceso que iba de capturar la imagen hasta llevarla a un centro fotográfico para que ahí la entregaran impresa. Las fotos digitales cambiaron todo eso, desde el tamaño de los equipos, hasta la posibilidad de que cualquiera pueda tomarlas, verlas y compartirlas al instante. De hecho, los teléfonos móviles hacen que no sea necesario tener una cámara fotográfica. Asimismo, sitios como Flickr permiten que uno ‘exponga’ sus tomas sin depender de una galería y ser profesional.
Consolas de video: Quienes jugábamos videojuegos hace 10 años tenemos un depósito nostálgico de los cartuchos grises que contenían los juegos de ese entonces que terminaron por morir con la llegada de las consolas con títulos en discos compactos con grandes mejoras en los gráficos y hasta con la posibilidad de jugar en línea o mejor aún, sin usar controles.
Redes sociales: Facebook y Twitter son ya parte de nosotros (o nosotros somos parte de ellos). La posibilidad de compartir al momento cualquier cosa que se nos ocurra no era imaginable hace una década, menos que termináramos con parte de nuestra privacidad. Por esta vía, por fin gente que resultaba “inalcanzable” como políticos, artistas y distintas personalidades están al alcance de un clic. La gente y hasta movimientos sociales protestan, opinan y se organizan con sólo una actualización.
Libros, revistas y periódicos digitales: Los medios en papel no quieren desaparecer, pero a finales del año 2000 a nadie le pasaba por la cabeza que un gadget como el iPad podría hacer realidad ese sueño futurista. Sabíamos que llegaría un día, pero no tan rápido. Tampoco sabíamos que sería el medio ideal para acercar a nuevas generaciones a la lectura ni que pudiéramos enterarnos ‘en vivo’ y sin depender de la televisión o la radio, de cualquier evento importante.
YouTube: La esperanza de que un video tomado por uno mismo fuera visto por más personas que el círculo familiar y de amigos dependía de si eras seleccionado para alguna ‘sopa de videos cómicos’ en la TV. Ahora todo mundo puede tener más de 15 minutos de fama y no sólo a nivel nacional, sino mundial.
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