Hoy les contaré cómo nos embriagaremos en el futuro de la humanidad, cuando escaseen las frutas y el agua, componentes esenciales de la totalidad de los tragos conocidos. “Pásame la pastilla, que quiero emborracharme y olvidar”, dirán, tal vez, nuestros nietos.
Toda esta ficción ya es realidad en Rusia, donde el profesor Evgeney Moskalev inventó una peculiar técnica que permite solidificar cualquier tipo de bebida alcohólica, para transformarla posteriormente en un sólido pero poderoso sorbo de vodka, whisky o vino. La cerveza la excluimos de la lista por una razón práctica: no tiene sentido convertir en píldora una bebida refrescante.
Como idea me parece una estupidez mayúscula, pues no te permite disfrutar del sabor de las bebidas y su único afán es “entusiasmar” a su consumidor. Aunque pensándolo bien, puede servir para diluirlo en un jugo sin que nadie se dé cuenta. Ahora será posible beber con moderación.
Toda esta ficción ya es realidad en Rusia, donde el profesor Evgeney Moskalev inventó una peculiar técnica que permite solidificar cualquier tipo de bebida alcohólica, para transformarla posteriormente en un sólido pero poderoso sorbo de vodka, whisky o vino. La cerveza la excluimos de la lista por una razón práctica: no tiene sentido convertir en píldora una bebida refrescante.
Como idea me parece una estupidez mayúscula, pues no te permite disfrutar del sabor de las bebidas y su único afán es “entusiasmar” a su consumidor. Aunque pensándolo bien, puede servir para diluirlo en un jugo sin que nadie se dé cuenta. Ahora será posible beber con moderación.
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